Devolución
Eran las 5:25
AM. Me desperté porque quería ir al baño. Me daba un poco de pereza levantarme
pero la vejiga me ganó. Me siento en la cama…busco mi pantufla…busco mi otra
pantufla… Me quedo un minuto más sentado en la cama, y me levanto. Para que
puedan visualizarlo, dejo detallado la casa. La habitación en donde me encontraba,
está en el piso de arriba. Saliendo de allí, se entra a un pasillo donde hay
tres puertas más de habitaciones y en el fondo, se halla el baño. Bajando las
escaleras, está el comedor. Yendo a la izquierda, la cocina y a la derecha el
living. En el fondo, se encuentra ubicado el patio que por cierto, siempre me asombró lo grande
que es.
Tengo que contar
que hace unos días, tuve una pelea muy fuerte con mi familia. Desde ese
entonces, me fui de mi casa y me instalé en esta casa que se encuentra en la
Avenida Santilla, en estado abandonada. Ya que yo no tengo nada de plata para
alquilar ni nada, esa casa me venía al pelo. Curiosamente, tuve la suerte de tener todo
amueblado y en buenas condiciones. Ya que me dijeron que estaba abandonada
desde hace mucho tiempo, imaginé que estaría todo en ruinas, pero no, todo estaba impecable. Después de ver el equipamiento de la casa, se me cruzó por la cabeza de que alguien podía estar viviendo allí, pero pude convencerme de que estaba completamente libre de habitantes. Quise que
mi mejor amigo José me haga compañía pero no quiso. Así que… solo, estaba
viviendo.
Cuando Salí del
baño, escucho ruidos por abajo. Se escuchaban como si fuesen lápices volcándose
entre sí. No le di mucha importancia, así que me vuelvo a la cama. Al rato se
escucha ese mismo sonido, acompañado de algunos murmullos. Esta vez si me
levante, pues pensé que era la policía inspeccionando la casa. Por suerte no lo
era, pero esta vez me corría una duda por la cabeza. Ahora, con un poco de miedo, empecé a preguntarme qué habrá sido ese ruido extraño.
Para matar la
curiosidad, saco la linterna de mi mochila que me había prestado José y empecé a
iluminar mientras caminaba por los oscuros pasillos de la casa abandonada. No
sé por qué, pero siempre tuve esa sensación de que alguien estaría detrás mío
cuando camino en la oscuridad. Siempre me lo imaginé y empezaba a entrar en
pánico. Pero esta vez trataba de no hacerlo y ni se me ocurrió mirar hacia
atrás por el simple hecho de que tu propia imaginación, te pueda hacer ver cosas
que no sean de tu agrado, solo por el miedo.
Al parecer,
habrá sido algún ruido de afuera. No he visto nada fuera de lo normal. En fin.
Vuelvo a la cama, y sigo durmiendo.
Ya eran las
9:00 AM y dormí como mosca. A las 11hs tenía que estar en la casa de José, así
que tenía que salir. Me cambie de ropa y puse mi pijama en la mochila. Al salir,
dejo la mochila en la cama para no ir tan cargado. Bajo las escaleras y al
intentar abrir la puerta de salida, la notaba muy trabada. No podía abrirla. Al
cabo de unos minutos, tuve que hacer mucha fuerza para conseguir abrirla. En
fin. Mi brazo me quedo dolorido. Al ver a mi amigo, pasamos un rato de
diversión. Jugando a las cartas, mirando
el partido, y jugando a la play station. Pasado el tiempo, ya eran las 18hs y
en cualquier momento volvería a mi casa abandonada. Ya que jugábamos al juego
de Sillen Hill, salió la conversación relacionada con los “fantasmas”. Nos
Preguntábamos si serian reales o solo mitos. José me afirmaba que los fantasmas
si existen aunque yo seguía con la duda. Fue ahí cuando me conto que había una
casa en el que vivía un señor que asesinó a varias mujeres y las enterraba en
su amplio patio. ¿Por qué las asesinaba? Se sospechaba que el hombre estaba
maldecido. Pues tuvo varias mujeres y les proponía matrimonio. Cuando llegaba
el día del casamiento, el hombre sufría algún tipo de posesión, pues
incontrolablemente, asesinaba brutalmente a su mujer. Sin dejar rastros. Al
pasar una semana, se juntaba con otra mujer para volver a hacer lo mismo. Los
vecinos dicen que a la noche se escuchan los llantos de todas las mujeres
asesinadas por él, buscando venganza contra cualquier hombre que se les cruce. Me
asombre mucho al escuchar eso. Al rato, me llega un mensaje de texto a mi
celular. Era mi papa que me pedía por favor que vuelva. Todo se arreglaría y en
el mensaje estaba la promesa de que no volvería a pasar. Todo volverá a ser
como antes así que decidí que sería mejor volver a mi casa con mi familia. -Por
cierto, ¿cuál es la casa de la que me hablaste así la busco en internet?- Le
pregunto a José y él me responde: La de la Avenida Santilla.
En ese momento
sentí que por el miedo todo se derretía y mi mente se bloqueo completamente.
Pues claro. Es la casa en la que yo me encuentro. La verdad me arrepiento de lo
que hice. ¿Por qué me fui de mi casa? Ahora quiero volver con mi familia pero
no puedo sin mi mochila que está en la habitación de la otra casa. ¿Qué podría
hacer ante esta situación? Me encontraba en aprietos.
Ya eran las
19:30hs y me encontraba frente a la puerta de la casa abandonada. Tome coraje y
me dije a mí mismo: -¡No, no puede ser cierto!- Al estirar mi mano al picaporte
de la puerta de entrada, esta se abre suavemente como si me invitaran a entrar.
Solo trataba de inclinar mi pensamiento en cualquier otra cosa más realista,
menos en esa absurda historia. Por Ejemplo, Al abrirse la puerta, quise creer
que fue el viento quien lo hizo.
Finalmente,
entro a la casa en busca de mi mochila. Esta vez era diferente ya que no tenía
ninguna linterna en mi mano. La casa, tremendamente espaciosa y oscura con ese
olor a húmedo daban una imagen más tenebrosa. Subiendo las escaleras, escuchaba
mis propios pasos que los relacionaba con los típicos pasos de los cuentos de
terror. Voy por el pasillo de habitaciones y al entrar en la que yo dormí, note
que mi mochila no estaba ahí. Era imposible que haya desaparecido. Yo la había
dejado arriba de la cama. Y fue ahí cuando mi pensamiento se vio obligado a
inclinarse a esa historia. Al entrar en pánico, no sabía si seguir buscando mi
mochila o salir de inmediato de la casa. -¡Al diablo la mochila!- Quise salir
cuando antes de ahí. Rápidamente, corrí por el pasillo, baje las escaleras y
otra vez el mismo problema de antes. La puerta de salida no abría y yo estaba
realmente desesperado y gritando para que alguien me escuche de afuera y me
socorra. Golpeando brutalmente la puerta, siento que alguien me susurra en el
oído. Yo me quede paralizado y esta vez sí decidí darme vuelta. Al hacerlo, veo
muchas mujeres con vestido de novia y sus caras muertas que cada vez se acercaban
más hacia mí. Y una de ellas tenía mi mochila. No me importaba la mochila, solo
quería salir de ahí lo mas antes posible. Gritando desesperadamente, pido
auxilio pero esas mujeres cada vez se acercaban más a mí. Todas lloraban
desesperadamente y una de ella estrechó su mano muerta por mi rostro abriendo
enormemente su asquerosa boca y sacando su lengua. En ese momento caigo al
suelo de espalda junto con la puerta de salida que los auxiliares tiraron. No
podían abrir la puerta normalmente, así que recurrieron arrancarla tirando con
una camioneta. La casa abandonada quedo sin puerta. Yo quede a salvo. ¿Mi
mochila? No quiero saber nada al respecto. Pero sería interesante saber que
paso con esas mujeres.
Por suerte ya
estoy con mi familia de nuevo. Esta vez tengo a Verónica, el amor de mi vida.
Me puse de novio hace nomas de dos semanas y tenemos una muy buena relación.
Escribiendo esto, me miro al espejo que está en mi mesa de trabajo y me doy
cuenta de que estuve en una situación que quizás nunca más vuelva a pasar. Hoy
en día, soy un escritor y escribo novelas ficticias y hechos reales como este
mismo y hasta en tiempo real. Cada vez que yo escribo, siempre viene Vero a
traerme el café. Pero ahora no sé porque se anda demorando. Finalmente, yo sigo
escribiendo y siento que ella viene por detrás de mí. Esperaba su mano a mi
alrededor con la tasa de café… ¿pero qué…?
Que mano tan muer…
¿Acaso es mi
mochila?...
Fin
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