martes, 21 de abril de 2015

Problemita

Problemita

     
No sé porque me salió la generosidad, pero como un tonto me ofrecí para cuidar a la hija de la hermana de mi cuñada. Desgraciadamente ellos dijeron que si, porque la verdad, no quedaba otra. Tenían que llevar a Pedro al médico porque no se sacaba la resaca de la fiesta de anoche.
   Ella tan solo tiene 6 años, se llama Candela. Aparentemente Soledad me decía -¡Quedate tranqui! ¡Mi hija es un pan de Dios!  Me tome muy enserio esa frase ya que no me esperaba algo malévolo de una nena de 6 años.
   Cuando me dejaron a cargo,  y se estaban yendo, yo estaba saludándolos desde el portón de la casa. Candela estaba mirando la tele como siempre hipnotizada por ese aparato atrae gente. Cuando entro a la casa, no veía por ningún lado a Candela. Entonces, empecé a buscarla pero no la encontraba. La busque por todos lados, la llamaba, gritaba, empecé a llorar de la preocupación, no por ella, si no por mí. Me iban a matar si no aparecía. Solo seguí buscándola por las habitaciones hasta que vuelvo hacia el comedor, mire al fondo del pasillo que finaliza en la cocina y allí estaba Candela con una sonrisa de “diablilla” y con un taper de polenta en las dos manos. Yo le digo: -¡Cande! ¿Qué haces? Vení, ¿no vas a mirar la tele?- y ella me responde que no con la cabeza y con esa sonrisa de querer hacer algo malo.
   Luego de un minuto, ella me pregunta: -¿y vos no vas a limpiar el piso?-  El piso estaba reluciente, recién limpio. Cuando me di cuenta de lo que iba a hacer, corrí rápidamente hacia ella pero me tropiezo y caigo en sus pies. Ella agarra un puñado de polenta y me lo pone en el pelo. Ahí fue cuando me enoje. Después de haberle gritado “¡¡¡Caaaaaandeeeelaaa!!!”, ella sujeta el taper y lo revolea por los aires y enchastrando las paredes. Yo quede paralizado. Ella soltó el taper y salió a correr. Tenía solamente una hora para limpiar todo antes de que vengan los padres de Candela. Y hablando de ellos, suena el teléfono. Atiendo y era Soledad preguntándome cómo se está portando Candela. Y yo le digo:
  -¡Es una buena pregunta! ¡No era lo que esperaba!
-¡Aww! ¡Qué lindo! ¿Viste que te dije que es un pan de Dios?
-¡No en realidad lo que quise decir es que…!
-¡Uh perdóname! ¡Tengo que cortar! ¡Que te sea leve! ¡Chao!
Cuando Soledad me dijo “que te sea leve” sospeche que me engaño la sin vergüenza.
  Luego de haber terminado de limpiar la cocina, suena el timbre, atiendo y eran mis amigos invitándome a una salida, yo les digo que estaba muy ocupado, que me encajaron a la hija del diablo para cuidar, que estoy de niñero y no puedo salir a ningún lado. Lo exageré un poco para que me entiendan, hasta que se escucha música bolichera a todo volumen en el fondo de la casa. Era de suponerse que era Candela traveseando con el equipo. Reprodujo el CD que estaba puesto. Mis amigos, al escuchar eso, pensaron que yo hacia una fiesta en casa y que no los había invitado así que se fueron diciéndome que era un forro.
     Cuando entro a la casa, apago el equipo, busco a Candela ya que estaba jugando a las escondidas. Cuando la encuentro, la agarro, la siento en el sillón y le digo: -¡Ponete a mirar la tele y deja de portarte mal! Candela se pone a llorar y para hacerla reír nuevamente, quería ponerle una película a elección suya. Ella eligió “Toy Story”. Me parecía raro, ya que dentro de la caja original, había un CD común y corriente. Cuando pongo la película, yo me voy a la cocina para ver si no quedo nada fuera de lo normal. Y no pude evitar escuchar la risa de Candela. Eso me hizo volver. Por alguna razón, se me paso por la cabeza lo que podría estar viendo en la tele. Cuando me di cuenta, ya era tarde. Era una bruta película porno. No sabía qué hacer. Urgente le digo a Candela que se tape los ojos y que no los abra por nada. Mientras yo intentaba para la película  que me resultaba difícil porque el botón de “stop” se había metido para adentro. Entonces voy a buscar un cuchillo para poder sacarlo. Cuando vuelvo al comedor con el cuchillo, los padres de Candela ya habían entrado a casa.
   ¡Ahora estoy entre barrotes por ser generoso!

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