Problemita
Ella tan solo
tiene 6 años, se llama Candela. Aparentemente Soledad me decía -¡Quedate
tranqui! ¡Mi hija es un pan de Dios! Me
tome muy enserio esa frase ya que no me esperaba algo malévolo de una nena de 6
años.
Cuando me
dejaron a cargo, y se estaban yendo, yo
estaba saludándolos desde el portón de la casa. Candela estaba mirando la tele
como siempre hipnotizada por ese aparato atrae gente. Cuando entro a la casa,
no veía por ningún lado a Candela. Entonces, empecé a buscarla pero no la
encontraba. La busque por todos lados, la llamaba, gritaba, empecé a llorar de
la preocupación, no por ella, si no por mí. Me iban a matar si no aparecía.
Solo seguí buscándola por las habitaciones hasta que vuelvo hacia el comedor,
mire al fondo del pasillo que finaliza en la cocina y allí estaba Candela con
una sonrisa de “diablilla” y con un taper de polenta en las dos manos. Yo le
digo: -¡Cande! ¿Qué haces? Vení, ¿no vas a mirar la tele?- y ella me responde
que no con la cabeza y con esa sonrisa de querer hacer algo malo.
Luego de un
minuto, ella me pregunta: -¿y vos no vas a limpiar el piso?- El piso estaba reluciente, recién limpio.
Cuando me di cuenta de lo que iba a hacer, corrí rápidamente hacia ella pero me
tropiezo y caigo en sus pies. Ella agarra un puñado de polenta y me lo pone en
el pelo. Ahí fue cuando me enoje. Después de haberle gritado
“¡¡¡Caaaaaandeeeelaaa!!!”, ella sujeta el taper y lo revolea por los aires y
enchastrando las paredes. Yo quede paralizado. Ella soltó el taper y salió a
correr. Tenía solamente una hora para limpiar todo antes de que vengan los
padres de Candela. Y hablando de ellos, suena el teléfono. Atiendo y era
Soledad preguntándome cómo se está portando Candela. Y yo le digo:
-¡Aww! ¡Qué lindo! ¿Viste que te dije que es un pan de Dios?
-¡No en realidad lo que quise decir es que…!
-¡Uh perdóname! ¡Tengo que cortar! ¡Que te sea leve! ¡Chao!
Cuando Soledad me dijo “que te sea leve” sospeche que me
engaño la sin vergüenza.
Luego de haber
terminado de limpiar la cocina, suena el timbre, atiendo y eran mis amigos
invitándome a una salida, yo les digo que estaba muy ocupado, que me encajaron
a la hija del diablo para cuidar, que estoy de niñero y no puedo salir a ningún
lado. Lo exageré un poco para que me entiendan, hasta que se escucha música
bolichera a todo volumen en el fondo de la casa. Era de suponerse que era
Candela traveseando con el equipo. Reprodujo el CD que estaba puesto. Mis amigos,
al escuchar eso, pensaron que yo hacia una fiesta en casa y que no los había
invitado así que se fueron diciéndome que era un forro.
Cuando
entro a la casa, apago el equipo, busco a Candela ya que estaba jugando a las
escondidas. Cuando la encuentro, la agarro, la siento en el sillón y le digo:
-¡Ponete a mirar la tele y deja de portarte mal! Candela se pone a llorar y
para hacerla reír nuevamente, quería ponerle una película a elección suya. Ella
eligió “Toy Story”. Me parecía raro, ya que dentro de la caja original, había
un CD común y corriente. Cuando pongo la película, yo me voy a la cocina para
ver si no quedo nada fuera de lo normal. Y no pude evitar escuchar la risa de
Candela. Eso me hizo volver. Por alguna razón, se me paso por la cabeza lo que
podría estar viendo en la tele. Cuando me di cuenta, ya era tarde. Era una
bruta película porno. No sabía qué hacer. Urgente le digo a Candela que se tape
los ojos y que no los abra por nada. Mientras yo intentaba para la
película que me resultaba difícil porque
el botón de “stop” se había metido para adentro. Entonces voy a buscar un
cuchillo para poder sacarlo. Cuando vuelvo al comedor con el cuchillo, los
padres de Candela ya habían entrado a casa.
¡Ahora estoy
entre barrotes por ser generoso!

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